Bienvenidos. Este espacio esta hecho para todos aquellos que quieran indagar, cuestionar, debatir y reflexionar sobre el entramado político que nos rodea. Esperamos que sea de su agrado.

El Nuevo Gabinete

El Nuevo Gabinete

lunes, 26 de noviembre de 2007

¿Quienes son?

Cristina Fernández decidió dar a conocer los nombres de los ministros que la acompañarán en su gestión a través de un anuncio formulado por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien seguirá ocupando ese cargo. Tras destacar la presencia de "gente muy nueva y muy valiosa, muchos de los cuales ya vienen trabajando cerca nuestro en otras áreas", detalló los nombres de quienes ocuparán las distintas carteras. Además de Alberto Fernández, que seguirá en su cargo, Julio de Vido volverá a ocupar la cartera de Planificación Federal; Jorge Taiana hará lo propio en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Nilda Garré en Defensa.
El Ministerio de Economía estará a cargo de Martín Lousteau y la cartera de Interior será ocupada por Florencio Randazzo. Aníbal Fernández reemplazará a Alberto Iribarne en el Ministerio de Justicia y Carlos Tomada volverá a ocupar la titularidad del Ministerio de Trabajo. Por su parte, Graciela Ocaña, actual titular de PAMI, se pondrá al frente de Salud mientras que Alicia Kirchner proseguirá en Desarrollo Social.En reemplazo de Daniel Filmus, Juan Carlos Tedesco estará en el Ministerio de Educación y Lino Barañao se pondrá al frente del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. La Secretaría Legal y Técnica continuará a cargo de Carlos Zannini y Oscar Parrilli también seguirá en la Secretaría General de la Presidencia.

¿Más no será menos?

Actualmente se entiende por representación el acto mediante el cual un representante -gobernante o legislador- actúa en nombre de un representado para la satisfacción, al menos en teoría, de los intereses de éste. Pero, a pesar de esta optimista definición, con sólo echar un pequeño vistazo a la realidad social y cultural argentina esta visión se desmorona. Pues, actualmente los ciudadanos ya no eligen representantes del pueblo que velen por los intereses de la sociedad.
Los antiguos partidos políticos han caducado, ya no son capaces de ordenar y estructurar sus ideas, ni de llegar a una sociedad apática e indiferente hacia todo lo relacionado con la política. En este contexto, la única forma de establecer un nexo con la sociedad civil es poner al frente del partido a figuras públicas relevantes y ya conocidas por la opinión pública, con lo cual, se presentan como candidatos las caras ya conocidas. Pero la crisis partidaria no acaba ahí, pues, no sólo no representan al pueblo sino que la ausencia de elecciones internas desmorona la estructura democrática de los partidos, con lo cual el debate, las propuestas y e consenso han sido dejados de lado.
De esto no hay ejemplo más claro que lo sucedido antes de las elecciones presidenciales en la provincia de Buenos Aires durante la presentación de boletas y listados electorales. Más de 20.000 candidatos se inscribieron para competir por 2600 cargos públicos. Alrededor de 4100 aspirantes confrontaron desde el espacio liderado por Néstor Kirchner en una virtual interna abierta partidaria; el Frente Coalición Cívica de Elisa Carrió presentó 1360 candidatos; la Fuerza Unión Avanzada de Roberto Lavagna 436 candidatos; la UCR, representada por la fórmula a gobernador de Ricardo Alfonsin y Luis Brandoni inscribió a 3800 aspirantes; y el frente Sociedad Justa, liderado por Jorge Sarghini y Carlos Brown, propuso 1280.
En un contexto de oferta múltiple, donde se barajan gran cantidad de listas pero que, a fin de cuentas, todas llevan un mismo sello o se alinean bajo los mismos políticos ¿puede hablarse de verdadera elección?
Lo cierto es que este fenómeno pone en evidencia la grave crisis institucional que aqueja nuestro sistema. La derogación, hace un año, de la ley de elecciones abiertas obligatorias con la cual los políticos prometieron conciliarse con la participación ciudadana, ciertamente fue determinante para que se permitiera esta obscena presentación de candidatos.
Si bien la crisis del 2001 implicó grandes cambios en la esfera socio-política local, nadie imagino en su momento que apenas seis años después el mapa político se habría reestructurado de este modo. Sumar es la receta, pero, ¿acaso más no será menos?

domingo, 11 de noviembre de 2007

El Mercado Politico

Hoy en día el ámbito político se encuentra sujeto a las investigaciones de mercado porque la esfera política se ha convertido en un mercado donde es posible hablar de consumidores, target, publicidad política, precio, costo y, por sobre todo, de marketing politico. Mientras el mundo político ahora constituye un mercado, el electorado es la clientela que, por medio de sus demandas, determina la forma y el contenido de la oferta (los partidos políticos). A su vez, la publicidad y el marketing intentan vender a los candidatos bajo los mismos criterios con que venden productos. Por esta y otras razones algunos consideran que hay una crisis de representación política, donde la representacion ha sido sustituida por un mercado politico, y donde la comunicacion politica fue reemplazada por el marketing politico.

La transformación del ámbito político en un mercado se da gracias a la expansión de los medios de comunicación masivos y las tecnologías que, junto a la nueva era del consumo, llevaron a los individuos a trasladar todo al acto de compra. Las antiguas aspiraciones sociales, culturales económicas y políticas se transformaron en aspiraciones de consumo, donde la realización de los individuos ya no se satisface con la educación o la religión, sino con la adquisición de productos. En este marco la esfera política debió adaptarse a los nuevos requisitos de la sociedad del consumo, transformándose en un mercado. Al mismo tiempo, esto es lo que permite que la investigación política hoy se lleve a cabo bajo los mismos criterios y razonamientos que la investigación de mercado.

Rafael Roncagliolo explica en su artículo Comunicaciones y Democracias en el Debate Internacional este nuevo panorama político, económico y cultural a través de su teoría de la Fase Transnacional: Nos encontramos en una nueva fase del capitalismo donde hay una disociación y un enmascaramiento en la relación Hombre-Receptor producido por la ilusión de participación que produce el bombardeo de información fragmentada. A su vez, las demandas de igualdad fueron sustituidas por aspiraciones de consumo por lo que el consumidor cumple hoy la función que ayer cumplía el ciudadano. Por su parte, la democracia del consumo ha reemplazado a la democracia por las ilusiones de un consumo igualitario y una participación informativa. Mientras tanto, la publicidad y las tecnologías son los prototipos de la nueva dominación y los medios de comunicación son aparatos de hegemonía reemplazan a la familia, la iglesia, etc, como productores sociales de la realidad. Los medios sostienen las situaciones sociales del capital, reproducen las relaciones de producción, son el aparato totalizador del Estado.

En Del Estado de bienestar al Estado Postsocial, Daniel García Delgado define este nuevo panorama político del siguiente modo: “El Estado, más que relaciones orgánicas no hay lazos fuertes sino variables coyunturales en una situación dinámica de cambios abruptos que conllevan altos niveles de incertidumbre. Hay una crisis de las ideologías sociales, un pasaje de un modelo cultural vinculado a lo público estatal hacia otro vinculado al mercado, a la sociedad civil y a la competencia. La amplia socialización de valores narcisitas, individualistas, en el seno de la sociedad de consumo y el impacto desmovilizador de la crisis desplazan el centro de atención del ámbito publico al seno de lo privado. Finalmente, hay un pasaje de figura del ‘trabajador’ a figura del ‘consumidor’”

A su vez, el sindicalista francés Marc Blondel, luego de asistir a la reunión de Davos en 1966, dijo que “en el mejor de los casos, los poderes públicos sólo son subcontratistas de las grandes multinacionales. El mercado gobierna; el gobierno administra”.
Ha habido, por lo tanto, una reestructuración entre las esferas privada y pública que tienen como causa la transición de una economía capitalista de mercado a una sociedad de mercado en la que las relaciones sociales se mercantilizan. Esta sociedad de mercado y este nuevo mercado político se rigen por los mismos elementos que rigen el mercado económico: la oferta, la demanda y los consumidores.

El Actual Sistema Politico
El presidencialismo genera un sistema de doble autoridad donde el presidente y los legisladores son elegidos en forma popular e independiente. Sin embargo este sistema asegura a los partidos el control de la nominación de los candidatos y el control del orden de la lista, lo cual tiende a asegurar al liderazgo del partido el control sobre el comportamiento de los legisladores. Considerando la actual crisis partidaria gracias a la cual los partidos ya ofrecen ideologías sino sólo figuras políticas públicas, esto significa que el control sobre el comportamiento de los legisladores hoy no recae en una organización partidaria sino en un solo individuo. No hay ejemplo más claro que el presidente Néstor Kirchner, quien ha creado un partido político que carece de estructura y contenido y quien, en este sentido, controla en forma personal el Poder Legislativo (donde tiene mayoría de representante en ambas Cámaras).

El Papel de los Medios

Los medios de comunicación hoy cumplen las funciones que solían cumplir los partidos políticos y, esta ampliación de sus funciones, es a la vez causa y consecuencia de la crisis de representación política. Ante el debilitamiento del sistema político los medios han llenado el espacio que los partidos habían dejado vacío y se establecieron como actores centrales y productores de realidad social. En otras palabras, el rol de los medios cambio: hoy ocupan el lugar de nexo entre el Estado y la sociedad civil.
La política está tomando cada vez más un aspecto mediático, en el cual la televisión es la principal vía de expresión. Se conforma entonces una política de la imagen, dando como resultado una sobreoferta de información que no hace más que confundir al receptor, impidiéndole interpretar correctamente los mensajes que cruzan los medios. Además, la fuerte concentración de los multimedia y su articulación con intereses económicos otorga a pocos grupos gran capacidad de construcción de la agenda y de posicionamientos deliberados de la opinión pública. Los medios pueden construir un orden de prioridades e instaurar problemáticas que no siempre responden a los intereses reales de la sociedad. Los medios concentrados aparecen como grupos multimedia que articulan intereses empresariales, conforman negocios múltiple y oligopolizan la comunicación, también aparecen como un nuevo factor de poder.
La expansión de los medios audiovisuales recortó radicalmente el papel de los partidos como vehículos de información y formación de la opinión pública. La democracia en nuestros días, por lo tanto, es mediática, de espectáculo, de sondeo,, es una mediocracia. Esto genera un vaciamiento de la política de propuestas programáticas debido a que los medios centran la actividad política en los aspectos más vinculados al espectáculo.
Pero, la cuestión más importante al observar esta creciente importancia en el rol de los medios es el hecho de que los medios no son neutrales. Por el contrario, están asociados a las grandes corporaciones multinacionales que desplazan la soberanía de los Estados Nacionales y que pasan a tomar las decisiones políticas que en teoría le corresponden al Estado y al pueblo.

Crisis Partidaria

El escritor García Delgado describe la actual situación partidaria en su libro Del Estado de bienestar al Estado Postsocial del siguiente modo: “Los partidos dejan de tener expresión clasisista marcada, declinan las identificaciones fuertes y de adhesión a las ideologías sociales. Hay una nueva trama societaria conformada por multiplicidad de organizaciones no gubernamentales, consultoras, fundaciones y movimientos sociales. La democracia es asociada cada vez mas a instituciones y procedimientos. Ya no va a ser vinculada tanto a la participación, como a la representación y a la opinión pública. Declina la idea de sujeto y los fenómenos de corrupción generan apatía y crisis de representación. Se asiste a la consolidación de los partidos en tanto monopolio de la representación, junto a su crisis de agregación de demandas, desafección política y el surgimiento de nuevos actores.”
En resumidas cuentas Delgado describe la actual situacion donde los partidos ya no son portadores de ideología sino el mero reflejo de los actores políticos más relevantes y conocidos para la opinión pública y sin los cuales los partidos cesarían de existir. No hay ejemplo más claro que el PRO, el ARI y todo el resto de los nuevos partidos argentinos, que sólo representan figuras políticas (Mauricio Macri, Elisa Carrió) en vez de ideales.

Causas de la Crisis

No poseen ni discurso ni estrategia de trabajo
No son capaces de ordenar y estructurar sus ideas, ni de llegar a una sociedad que muestra desinterés por todo lo relacionado a la política. En este contexto, la única forma de establecer un nexo con la sociedad civil es poner al frente del partido a figuras públicas relevantes conocidas por la opinión pública. De este modo, los partidos aseguran que sus movimientos lleguen e interesen a la sociedad civil, sin embargo, se produce como consecuencia un vaciamiento ideológico en la estructura partidaria derivada del hecho de que éstos se organizan en base a figuras políticas en vez de ideologías. Por esta razón, es pertinente decir que los partidos no ganan elecciones para llevar a cabo sus programas sino que formulan programas para ganar elecciones. Actualmente la única excepción argentina es el radicalismo dada su larga trayectoria histórica. Sin embargo, este partido actualmente se encuentra en crisis por su poca cooptación de votos y de apoyo (en las últimas elecciones presidenciales el candidato radical obtuve sólo el 2% de los votos). Por su parte, el peronismo no puede considerarse una excepción ya que no constituye un partido sino que es un movimiento.

Ya no poseen perfil nítido y puro
De ahí que dos partidos como el FREPASO, de origen peronista, y la UCR hayan unido fuerzas en las elecciones de 1999 formando la Alianza para derrotar al justicialismo.

Debilitamiento de lo público
Hay un repliegue individual importante por lo que las formas de acción colectiva tendieron a debilitarse y los partidos dejaron de ser los canales para expresar las demandas sociopolíticas y fueron reemplazados por los medios de comunicación, que hoy en día constituyen el nexo entre lo político y la sociedad civil.

Divorcio de los partidos con la sociedad
Esta separación generó la idea de que sólo las fuerzas políticas que se encuentran dentro del estado (opositores u oficialistas) pueden generar algún cambio en las condiciones de vida, excluyendo toda posibilidad de que la sociedad civil pueda generar algún cambio. De este modo, la participación de la sociedad civil se remite a castigar a un partido en el gobierno apoyando a los partidos o candidatos opositores.

Partidos Catch-all
Dada esta crisis partidaria ha nacido una nueva modalidad de partidos denominados atrapa-todo (Catch-all). “Son las organizaciones políticas que no tienen (o abandonan), claras referencias ideológicas, o asociaciones privilegiadas con sectores sociales determinados, para tratar de disputar votantes en todos los ámbitos y tendencias. Ello suele derivar en licuación ideológica, disminución de identidad partidaria, desmovilización de las bases de los partidos, y adopción por los dirigentes de un pragmatismo que constituye al poder como un fin en sí mismo, con creciente prescindencia de cualquier otro tipo de consideraciones. Los dos partidos mayoritarios de Argentina, el peronismo y el radicalismo (con mayor fuerza en el primero) constituyen claros ejemplos de transformación en partidos ‘atrapa todo’, desde su fuerte vinculación original con el movimiento obrero, en el caso del PJ, y con las ‘clases medias’ en búsqueda de ascenso en el de la UCRc.
La dirigencia política actúa en la práctica como una elite unificada, en la que la división en diferentes partidos obra sólo como una formalidad necesaria para la distribución de cargos vía elecciones y la consiguiente legitimación que ello apunta a producir, pero no encarna proyectos diferentes ni pretensiones serias de transformación del orden social existente. Se aprecia una situación de 'partido único virtual', en la que el lugar de gobierno y oposición puede intercambiarse sin mayores consecuencias, y sin frenar, ni siquiera atenuar, la tendencia persistente al empeoramiento de la calidad de vida de las mayorías, y al deterioro de las instituciones políticas. El único compromiso realmente eficaz de la dirigencia es con el gran capital y sus instituciones, compromiso que se toma a veces con entusiasmo y otras con resignación frente a lo que se considera una valla infranqueable para la realización de políticas más 'progresistas', pero se asume y ejecuta invariablemente por parte de quiénes tienen a su cargo la conducción del aparato estatal”.

Crisis de Representacion Politica

Actualmente se entiende por representación el acto mediante el cual un representante -gobernante o legislador- actúa en nombre de un representado para la satisfacción, al menos en teoría, de los intereses de éste. La representación política está emparentada con la idea de control y de responsabilidad del representante. El representante lo es porque se somete a la fiscalización de sus representados. El elegido debe actuar con responsabilidad respecto de las exigencias de la ciudadanía que lo sostiene, debiendo lograr que se cumplan las exigencias normativas de esa sociedad, de manera que si no son satisfechas le será retirada la confianza. En nuestros sistemas políticos esa retirada de confianza sólo es posible, de no mediar delito, en las siguientes elecciones, lo que no deja de afectar a la idea de que el pueblo, merced a su carácter soberano, es el que siempre decide en democracia.
A pesar de esta optimista definición sobre la representación política, con sólo echar un pequeño vistazo a la realidad social y cultural argentina esta visión se desmorona. Pues, actualmente los ciudadanos ya no eligen representantes del pueblo que velen por los intereses de la sociedad, sino que se eligen individuos que velan por sus propios intereses, rara vez demostrando un interés genuino por los ciudadanos en su accionar. El alto grado de corrupción, especialmente en países periféricos con situaciones económicas, sociales y culturales precarias, sumado a una serie de factores han contribuido a la actual crisis de representación política donde ya no se elije al mejor sino al mal menos peor. Lejos están los tiempos en que la política se apoyaba en ideologías, ideales e ímpetu por lograr el bienestar del pueblo.
A continuación se esbozaran distintas teorias sobre las posibles la crisis de representacion politica

Pérdida de Confiabilidad
Tanto en los partidos como en el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Esta perdida es causada por los casos de corrupción sino por la misma naturaleza del sistema político que permite una concentración de poder hegemónico por parte del Poder Ejecutivo. Un claro ejemplo es el actual mandato del Presidente Néstor Kirchner, quien controla la mayoría en el poder Legislativo (tanto en la Cámara de Diputados como la de Senadores) y quien ha demostrado la influencia que se puede ejercer desde un Poder a otro al modificar el Consejo de la Magistratura y cuestionar el funcionamiento de los jueces de la Cámara de Casación Penal, sometiéndolos a juicio político. Esta tendencia en Latinoamérica a concentrar el poder en forma vertical, junto a los innumerables casos de corrupción, han contribuido a instalar en el pueblo poca confiabilidad en las instituciones políticas. Los incumplimientos programáticos también causas desconfianza, pues, hay una distancia creciente entre promesas electorales y decisiones políticas.

Situación Social Declinante
En los últimos 15 años la pobreza ha aumentado considerablemente, así como la desigualdad. En este marco se han producido dos procesos paralelos. Por un lado una culpabilización a los políticos por esas situaciones y por el otro una desrenponsabilización de otros actores como empresarios, gerentes y organismos internacionales.

Pérdida de las identidades colectivas:
Lo colectivo desaparece y cada sector de la sociedad se vuelve más paralelo y persigue sus propios deseos de conquista, perdiendo definitivamente la acción colectiva, la acción productora de solidaridad y cambio social.

Debilitamiento de la relación representantes-representados:
a) El ciudadano mayoritario queda excluido de otros mecanismos de acción política que no sean el voto en elecciones periódicas.
c) El Estado nacional es cada vez menos el depositario exclusivo de la soberanía para ceder en la práctica sus facultades a centros del poder capitalista mundial.
Hay una la reducción de la política a administración de un mínimo de cuestiones públicas por elites tecnocratizadas que, si bien siguen requiriendo la legitimación del sufragio, buscarían su orientación política en el poder efectivo constituido por el poder del capital, local y trasnacional.
Hoy el ejercicio práctico de la ‘soberanía popular’ se reduce a la selección de un equipo de gobierno u otro en la instancia electoral, pero el diseño de las políticas no cambia. El sistema político sufre los efectos de la situación: Corrupción generalizada, desmovilización de las bases de los partidos, profesionalización creciente de la dirigencia, indiferenciación entre las propuestas de todos los partidos convertidos en 'atrapalotodo',etc.

Encuestas
Con la declinación de los partidos políticos, y desaparecida la seguridad que proporcionaba la estabilidad de la adhesión, los conducción política ha pasado a estar regida por objetivos a corto plazo, ignorándose los objetivos a largo plazo. Es así como los sondeos de opinión se han transformado en una carrera detrás de la última encuesta donde la historia política de los movimientos no llega más allá de la última encuesta y donde se gobierna realizando una puesta es escena, es decir, lo que importa no son las políticas implementadas en sí mismas, sino el efecto que tendrán en la opinión pública. No importa gobernar en función del bienestar del pueblo, sino gobernar para generar imágenes positivas en la opinión pública.

Falta de Legitimidad
En este punto cabe preguntarse si el voto ocasional puede legitimizar un sistema político. La actual apatía política, el desinterés por parte de la gente de todo lo relacionado a lo político, no sólo ha propiciado la crisis de representación sino que también ha hecho que se cuestione sobre la legitimidad del actual sistema política, ya que los encargados de elegir a sus representantes, no sólo carecen de la información suficiente para realizar una decisión informada sino que además no tienen interés en saberlo, por lo cual su participación política se reduce al momento del voto. ¿Puede un sistema político sostenerse y legitimarse en un acto sobre el cual los individuos se interesan poco y nada? Pues, en Latinoamérica a habido una tendencia creciente de no votar al mejor candidato, ante la inexistencia de los mismos, sino de votar al candidato menos peor. ¿Alcanza esto para legitimar la democracia?

Globalización
En el marco de la globalización, los estados nacionales pierden soberania a medida que las decisiones pasan a ser tomadas por importantes entidades financieras mundiales y grandes empresas multinacionales. En este contexto, en gran parte de las políticas públicas significativas intervinieron organismos internacionales, bancos de inversión, etc. Importan más las exigencias establecidas por estas corporaciones transnacionales que los debates parlamentarios o la opinión de la población
Eduardo M. Basualdo ha pergeñado el concepto de ‘transformismo argentino’ como una modalidad particular en que los grandes grupos económicos generan los mecanismos para la ‘cooptación’ de los partidos existentes y los intelectuales ligados a ellos, ante la inexistencia de un partido de derecha y en el que el factor ideológico como herramienta de cooptación pierde importancia frente a los factores materiales. La internacionalización creciente del capitalismo, la concentración del poder en una red mundial montada por el gran capital y sus ramificaciones, restringen las posibilidades de entender la construcción democrática como tarea de alcance nacional. Lo local necesita ser pensado como un punto de partida por una disputa mundial, para una articulación de los partidarios de la democracia genuina y las propuestas económicas alternativas. A la globalización de los poderosos debería oponerse no la defensa de los estados nacionales, en nombre de la ‘ruptura de la dependencia’, sino la búsqueda de una globalización ‘desde abajo’ o ‘invertida’, que internacionalice cada vez más las protestas y las propuestas alternativas.

Esta crisis de representación fue causa y consecuencia de la actual crisis que sobrellevan los partidos políticos.

miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Qué fue de la democracia?

Desde hace algunas semanas se ha puesto en duda la legitimidad de dos elecciones provinciales, primero en Córdoba y después en Chaco, donde el escrutinio de los votos fue sospechosamente lento y los ganadores se impusieron por una diferencia de muy pocos votos. Lo cierto es que estos episodios no son más que el reflejo de un fenómeno que hace tiempo floreció en nuestro país y se refleja hoy en todo el territorio de la patria.

El Fenómeno
La creciente apatía e indiferencia política por parte del electorado transformó la participación política en una simple cuestión de voto y elección. Esta sociedad, que vendió su ciudadanía por la pereza y el consumo, ha dado lugar a lo que muchos llaman una crisis de representación política, donde los partidos se han vuelto obsoletos y, como consecuencia, se permitió el nacimiento de una pocos líderes políticos que actúan basándose en la imagen más que en el contenido. Dicho de otro modo, los políticos de antaño, con ideales sociales y posturas políticas y económicas claras, han sido reemplazados por una serie de actores de primera que operan basándose en la posible respuesta de una opinión publica altamente analizada e investigada.
Es así como las leyes del mercado, antes sólo vigentes en el ámbito económico, hoy se aplican también a la política. La demanda es un pueblo que ha renunciado a su ciudadanía y que se contenta con comprar productos, siempre y cuando la imagen de estos resulte agradable a la vista o, como mucho, no resulte desagradable. Por su parte, los políticos hoy son vendidos como productos a través de la mercadotecnia y las investigaciones de mercado. Mientras tanto, el precio está definido por lo que la gente está dispuesta a soportar sin tener que involucrarse. Dicho de otro modo, si el pueblo está disconforme con el actual entramado político, se quejará y lamentará y, a lo sumo a la hora de elegir candidatos optará por lo que considera “el mal menos peor”, pero no se involucrará activamente y, por ende, esta situación política permanecerá igual.
Pero este nuevo paradigma político no es el único problema a resolver. Pues, la crisis institucional es otro de los males que aqueja a este sistema democrático. En un país donde el Poder Legislativo acata las órdenes del Ejecutivo sin siquiera pestañear por estar compuesto mayoritariamente por miembros del oficialismo, donde el Ejecutivo puede gobernar pasando por encima al Legislativo gracias a los DNU, donde la soberanía y capacidad de actuación del Poder Judicial han sido puestos en tela de juicio en varias ocasiones, y donde, en pocas palabras, los poderes más que controlase se apoyan y confabulan mutuamente, ¿puede hablarse de un sistema verdaderamente democrático?

Los medios
¿Y qué decir los medios de comunicación, del supuesto cuarto poder? En este caso nuevamente nos encontramos con una falta de independencia, ya que mediante la publicidad oficial y a través de diversos negocios y acuerdos, el Estado ha logrado socavar la autonomía de los medios. En la prensa gráfica, un claro ejemplo es la empresa Papel Prensa, cuyos accionistas mayoritarios son el Estado, el diario La Nación y el diario Clarín. En el caso de los medios audiovisuales, el hecho de que el gobierno, mediante un DNU, le haya otorgado sus respectivas prórrogas los canales de aires en el 2005 (meses antes de las elecciones legislativas de ese año), levanta sospechas.