Bienvenidos. Este espacio esta hecho para todos aquellos que quieran indagar, cuestionar, debatir y reflexionar sobre el entramado político que nos rodea. Esperamos que sea de su agrado.

El Nuevo Gabinete

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miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Qué fue de la democracia?

Desde hace algunas semanas se ha puesto en duda la legitimidad de dos elecciones provinciales, primero en Córdoba y después en Chaco, donde el escrutinio de los votos fue sospechosamente lento y los ganadores se impusieron por una diferencia de muy pocos votos. Lo cierto es que estos episodios no son más que el reflejo de un fenómeno que hace tiempo floreció en nuestro país y se refleja hoy en todo el territorio de la patria.

El Fenómeno
La creciente apatía e indiferencia política por parte del electorado transformó la participación política en una simple cuestión de voto y elección. Esta sociedad, que vendió su ciudadanía por la pereza y el consumo, ha dado lugar a lo que muchos llaman una crisis de representación política, donde los partidos se han vuelto obsoletos y, como consecuencia, se permitió el nacimiento de una pocos líderes políticos que actúan basándose en la imagen más que en el contenido. Dicho de otro modo, los políticos de antaño, con ideales sociales y posturas políticas y económicas claras, han sido reemplazados por una serie de actores de primera que operan basándose en la posible respuesta de una opinión publica altamente analizada e investigada.
Es así como las leyes del mercado, antes sólo vigentes en el ámbito económico, hoy se aplican también a la política. La demanda es un pueblo que ha renunciado a su ciudadanía y que se contenta con comprar productos, siempre y cuando la imagen de estos resulte agradable a la vista o, como mucho, no resulte desagradable. Por su parte, los políticos hoy son vendidos como productos a través de la mercadotecnia y las investigaciones de mercado. Mientras tanto, el precio está definido por lo que la gente está dispuesta a soportar sin tener que involucrarse. Dicho de otro modo, si el pueblo está disconforme con el actual entramado político, se quejará y lamentará y, a lo sumo a la hora de elegir candidatos optará por lo que considera “el mal menos peor”, pero no se involucrará activamente y, por ende, esta situación política permanecerá igual.
Pero este nuevo paradigma político no es el único problema a resolver. Pues, la crisis institucional es otro de los males que aqueja a este sistema democrático. En un país donde el Poder Legislativo acata las órdenes del Ejecutivo sin siquiera pestañear por estar compuesto mayoritariamente por miembros del oficialismo, donde el Ejecutivo puede gobernar pasando por encima al Legislativo gracias a los DNU, donde la soberanía y capacidad de actuación del Poder Judicial han sido puestos en tela de juicio en varias ocasiones, y donde, en pocas palabras, los poderes más que controlase se apoyan y confabulan mutuamente, ¿puede hablarse de un sistema verdaderamente democrático?

Los medios
¿Y qué decir los medios de comunicación, del supuesto cuarto poder? En este caso nuevamente nos encontramos con una falta de independencia, ya que mediante la publicidad oficial y a través de diversos negocios y acuerdos, el Estado ha logrado socavar la autonomía de los medios. En la prensa gráfica, un claro ejemplo es la empresa Papel Prensa, cuyos accionistas mayoritarios son el Estado, el diario La Nación y el diario Clarín. En el caso de los medios audiovisuales, el hecho de que el gobierno, mediante un DNU, le haya otorgado sus respectivas prórrogas los canales de aires en el 2005 (meses antes de las elecciones legislativas de ese año), levanta sospechas.

1 comentario:

errebe dijo...

Si cristina es presidenta, yo soy periodisto